Una de las mayores ilusiones para algunas parejas es la de tener hijos/as. Esta ampliación de la familia es también una de las fases más complicadas a las que se puede enfrentar una relación. Hacemos ese ejercicio de imaginarnos ya con ese bebé en brazos, jugando con él o ella en su habitación o leyéndole un cuento. Pero antes de que estos momentos lleguen a nuestras vidas hay un proceso de vital importancia que debemos tener presente: el embarazo.
Y es que, de cómo afrontemos estas 39 semanas (de media) va a depender mucho cómo estará la salud de nuestra relación cuando llegue el nacimiento.
La importancia de la pareja en el embarazo
Por supuesto, y antes de entrar en materia, la posibilidad de ser madre sola se puede desarrollar con total plenitud. Que dedique este post a la importancia de la pareja en el embarazo en absoluto indica que estar en una relación sea la única manera de acceder a la maternidad. Pero si estamos en pareja sí que es de vital importancia el comportamiento que tengamos en esos 9 meses; y a esa situación es a la que va dirigida este artículo.
Y es que, de cómo afrontemos estas 39 semanas (de media) va a depender mucho cómo estará la salud de nuestra relación cuando llegue el nacimiento.
Bien, para algunas personas la vida del niño o la niña (o más si son partos múltiples) comienza en el nacimiento. Todo el proceso anterior es simplemente un mero trámite que cómo final traerá ese ansiado deseo. Pero realmente esos 9 meses (el periodo de gestación del ser humano es uno de los más largos de la naturaleza) nos tienen que servir de preparación para lo que vendrá.
Y no te estoy hablando de elegir el color de las paredes de la habitación, cómo serán los muebles o si pondremos la mini cuna en este rincón o en el otro. Te hablo de un acompañamiento consciente a la pareja que está gestando a ese ser que será tu hijo/a.
Pero; ¿cuál es mi sitio?
Está claro que el embarazo se vive de forma muy distinta en el caso de la persona que está embarazada y en el papel de la pareja. Pero debemos intentar que sea lo más complementaria posible a lo largo de este proceso. Buscar un acompañamiento que nos lleve a ser un verdadero equipo a la hora del nacimiento.
Por contra de lo que te acabo de contar en el último párrafo, en muchas relaciones la etapa del embarazo separa a las personas que la componen. La mujer embarazada comienza a tener esa vivencia de un modo muy introspectivo, mientras que su pareja puede sentir ese distanciamiento o incluso puede llegar a sentirse no incluido/a.
Las visitas a la ginecóloga o la matrona parecen ir dirigidas solo a la mujer gestante, ¿verdad? Las clases de preparación al parto están llenas de mujeres (embarazadas). Las tiendas de ropa para bebés más de lo mismo. Y ¿dónde está mi sitio?; ¿qué me queda a mi?
Bien, llegados a este interesante punto, te daré algunos consejos.
Apunta_
uno_ si no te incluyes tú no te va a incluir nadie. Es decir: ve a las clases de preparación al parto aunque tú seas la única pareja. Ves a los talleres de lactancia aunque tú seas la única pareja. Acompaña a tu pareja a las revisiones y vívelas de un modo íntimo con ella aunque el médico no se dirija a ti. Y de paso hazle saber que tú también estás ahí. No eres el/la protagonista de la situación, eso está claro. Pero si no haces por estar nadie te va a echar en falta: sólo tu familia.
dos_ huye de los estereotipos de género. En el caso de parejas heterosexuales es muy típico irnos a los roles de género estereotipados. Papá monta la cuna mientras que mamá plancha los bodies. Y así todo. Esto no hará más que separarnos, distanciarnos y generar una carga total hacia la mujer gestante. ¿Porqué? Porque siguiendo con estos maravillosos roles de género, cuando nazca el/ la bebé ¿quién se hará cargo de sus cuidados? Adivina.
La mujer embarazada comienza a tener esa vivencia de un modo muy introspectivo, mientras que su pareja puede sentir ese distanciamiento o incluso puede llegar a sentirse no incluido/a.
tres_ que te dé igual el mundo que te rodea. Va de la mano del punto anterior. Sobre todo si eres hombre y vienes de una familia muy tradicional. Escucharás de todo por cogerte un día libre para acompañar a tu pareja a la eco de las 20 semanas. «Pero si puede ir con su madre ¿para qué vas tú?». Distánciate totalmente de este tipo de comportamientos y sigue el proceso del modo en el que te nazca. Aunque sea completamente distinto a cómo se haya hecho hasta ahora en tu entorno.
cuatro_ tu hijo ya siente. ¿Piensas que los bebés comienzan a «enterarse» a partir de los 2/ 3 años? … pues no. Lo siento. Tú bebé percibe el entorno incluso dentro de la barriga de mamá. Relaciónate con él desde el principio. Háblale, dile quién eres. Háblale de lo feliz que estás porque haya decidido venir a vuestra familia. Ponle música y baila a su lado. Disfruta de este momento: vincúlate con tu hijo desde el inicio.
cinco_ el embarazo no es un estado de enfermedad. Salvo que, desgraciadamente, tu pareja tenga un embarazo de riesgo y no pueda hacer demasiadas cosas (o casi ninguna), ella no está enferma. No la trates como si le pasara algo o no pudiera hacer cosas normales. Está claro que conforme avanza en su gestación la movilidad, etc. puede que sea menor. Pero aún así, puede manejarse sola. Tu papel no es ese.
Eres de vital importancia
Aunque, siendo la pareja, tu papel no sea el principal en este proceso de embarazo; eres una persona realmente importante para que todo vaya de la mejor manera posible. Habrán momentos complicados en estos 9 meses, cambios hormonales que os llevaran a puntos en la relación que no habíais visitado antes. Evolución en vuestra vida sexual. Movimientos familiares (de esto hablaré en un post dedicado en exclusiva a la familia de origen y el nacimiento de bebés) de los que nacen conflictos nuevos. Y un largo etcétera de cosas incontrolables.
Pero lo verdaderamente importante es que ese vínculo que tienes con tu pareja siga vivo a pesar de este proceso (a veces complicado) por el que está pasando. Para ello, por ejemplo, podéis intentar aplicar las siguientes pautas:
_ momentos a solas, en pareja. El cuerpo de la mujer cambia durante el embarazo, y es fantástico ir descubriendo este proceso juntos/as. Podéis dedicar un tiempo a la semana a recorrer vuestros cuerpos para conseguir un contacto y vínculo físico (por supuesto, no hablo aquí de solamente una finalidad sexual).
_ vivir el proceso como si fuera un viaje. Un viaje que habéis comenzado juntos y que terminaréis juntos. Acompaña a tu pareja a las pruebas médicas, a las clases de preparación al parto, a todo aquello que esté relacionado con el embarazo. Tú también formas parte de él.
_ total comunicación. Es muy importante hablar durante el proceso. De todo: de ilusión, de miedos, de pensamientos que no sabes dónde ubicar. Es normal que a lo largo del embarazo vayan surgiendo dudas y es muy positivo que las compartas con tu pareja.
_ llevar a cabo alguna actividad conjunta que os haga vivir más de cerca el proceso. Por ejemplo, hacer una foto juntos cada 4 semanas en el mismo lugar y que se vea la evolución. Pintarle la barriga a tu pareja con los meses que van pasando y hacer una foto después. Ir inmortalizando los cambios que hacéis en casa adaptándola para la llegada del bebé…
Una decisión consciente
Por supuesto, el hecho de arrastrar problemas de pareja anteriores al embarazo puede hacer que en este periodo de gestación salgan a la luz o se hagan más visibles. En este post hablo de relaciones más o menos estables que llegan de manera acordada a la decisión de ser padres/ madres y que desean que eso suceda.
Tanto si llegamos con problemas en la mochila de la relación al momento del embarazo, como si no estamos seguros/as de llevarlo a cabo o (por supuesto) alguno de los/ las dos no quiere tener al bebé, las circunstancias emocionales durante el proceso de embarazo pueden ser muy negativas. Estaríamos entonces ante un panorama muy distinto.
Muchas gracias por leerme. Espero que te haya gustado el post; ya sabes que estaré encantada de que lo comentes y si te apetece, que lo compartas.
un abrazo_